Traperas
2004-2005
Como parte de su envío para el pabellón uruguayo de la Bienal de Venecia del año 2005 Duarte decide montar en el suelo de la sala de exposición un manto hecho de papeles relleno con lana de oveja. La obra se relaciona al pasado de tapicista que tuvo la artista y a su interés por el collage y la técnica mixta. Esta obra hace referencia a las traperas (mantas hechas a mano cosiendo trapos y desechos textiles) que se hacían en su hogar de infancia, un elemento esencial en la iconografía personal que la artista desarrolló durante su carrera. La labor de hacer estas mantas, particularmente durante la infancia de la artista, era delegada a las mujeres. Esto hace que el proceso le recuerde a la figura de su madre y su infancia en el Uruguay rural. Es importante señalar que la familia de Duarte hacía traperas por necesidad, no disponían de los medios para comprar mantas ya hechas. Por lo tanto, la trapera es para Duarte un símbolo de la carencia económica y un nexo con su infancia. Por medio de estas traperas Duarte reivindica la labor doméstica de las mujeres rurales. También plantea un conflicto en relación a la valoración que se le da a un tipo de trabajo por sobre otros, por ejemplo cuestiones como por qué la labor doméstica es menospreciada y condenada al anonimato.
La idea de incorporar la creación de estas mantas a su práctica artística nace de un largo camino de introspección y revalorización de su historia personal. Duarte se vio muy afectada cuando se mudó a las ciudades de Salto y Montevideo. En esos tiempos era joven y se sentía discriminada, se sentía vista como una provinciana. Duarte declara “Cuando llegué a Montevideo me sentía muy paisana y me sentía mal. Ahora me siento muy paisana y bien”. Esta obra no solo hace alusión a la discriminacion, hace referencia a la valoración de un pasado visto como marginal. Habla de la importancia de nuestras vivencias en la configuración de nuestras identidades y de la aceptación y amor propio que debemos sentir de nuestra historia personal.
La idea de incorporar la creación de estas mantas a su práctica artística nace de un largo camino de introspección y revalorización de su historia personal. Duarte se vio muy afectada cuando se mudó a las ciudades de Salto y Montevideo. En esos tiempos era joven y se sentía discriminada, se sentía vista como una provinciana. Duarte declara “Cuando llegué a Montevideo me sentía muy paisana y me sentía mal. Ahora me siento muy paisana y bien”. Esta obra no solo hace alusión a la discriminacion, hace referencia a la valoración de un pasado visto como marginal. Habla de la importancia de nuestras vivencias en la configuración de nuestras identidades y de la aceptación y amor propio que debemos sentir de nuestra historia personal.