S/T

1992
Esta obra pertenece a una serie donde Duarte retrata a diferentes personajes con una fuerte impronta neoexpresionista. En el marco de los 500 años del desembarco de Cristóbal Colón enGuanahaní, Duarte se ve motivada a retratar el choque entre estos mundos, la sangrienta masacre y violencia colonial que comienza en el año 1492. Esta obra indaga sobre la relación entre opresor y oprimido, sometedor y sometido, sobre las historias populares y la historia oficial o historiografía. También tiene un fuerte carácter feminista que, de cierta forma, confronta ideas desde su experiencia como mujer contemporánea con su pasado en el campo.
La obra se da en un contexto local uruguayo post dictadura cívico-militar. Tras los doce años de dictadura militar, con censuras, opresiones, persecuciones, asesinatos y desapariciones, la escena del arte uruguayo se convirtió en un terreno fecundo para expresar todo lo silenciado durante más de una década. Esta nueva libertad le dio un soplo de aire renovador a una Lacy Duarte que, para ese entonces, tenía 55 años de edad. En este contexto de cambio también era necesario comunicar algunas de las problemáticas preexistentes, como la desigualdad de género y la concepción de las identidades en países que fueron colonias y donde persiste una colonialidad interna, como es el caso de Uruguay. La artista se pregunta, “¿Esta identidad, esta forma en la que pienso y me autodefino, es mi elección o es una imposición?”
A esta época tan turbulenta se le suman a su vez cambios radicales en su vida personal como el fallecimiento de su esposo.
La obra tiene una ejecución visualmente violenta. Duarte hace uso de un dibujo anguloso con trazos toscos, combinándolo con otras imágenes como las de vaginas. Utiliza una paleta de contrastes y desarrolla una obra con capas de pintura gruesas y texturadas. Retrata al rey, posiblemente aFernando II de Aragón, como un esqueleto masturbando un pene. En la esquina inferior derecha coloca un retrato de Cristo deformado y casi invisible en el caos de la composición. Duarte escribe un texto directamente sobre la capa pictórica: Un día las hormigas, las flores y las cucarachas vengarán esta obscenidad.
La artista confronta al público sin censura. Cuestiona la moral católica de la conquista, responsabiliza a la monarquía en el ultraje de América, cambia la narrativa histórica del momento: en vez de descubrimiento habla de obscenidad, imposición, de una atrocidad que algún día será juzgada. También cuestiona el rol de las técnicas tradicionales del arte como la pintura al óleo. Subvierte el rol del retrato, particularmente el retrato monárquico. En vez de usarlo como una proyección del poder, virtud y superioridad del retratado (como era usual en el pasado), lo utiliza para criticarlo, para juzgar su rol histórico y la intencionalidad de sus acciones.

Otras obras

Duarte, Lacy, Las Manos Limpias, 2004. Instalación (madera, estiércol de oveja, cadáver de oveja en formol, vidrio, alambre). S/D.Colección Engelman-Ost. Foto: Catálogo MNAV.
Las Manos Limpias
Duarte, Lacy, De las traperas, 2009. Técnica mixta sobre papel. 59 x 75 cm. Colección Miguel Lousada. Foto: Catálogo MNAV.
Traperas